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Capítulo III

Extracto del diario del capitán Douglas

25 de Marzo del Año 5, era espacial
Estación espacial Parinirvana


“Parinirvana” es un término en sánscrito que literalmente significa “extinción total”, lo que parece muy premonitorio, aunque la intención de Ian Jefferson, director de la Agencia Espacial Internacional, cuando lo propuso era muy distinta. La palabra Parinirvana se utiliza en la religión budista y se refiere normalmente al estado de emancipación perfecta y libre de la rueda de la vida y la muerte en que todo ser humano estamos inmersos, alcanzado por el Buda después de su muerte terrenal.
El budismo se había extendido increíblemente por todo el mundo desde principios del siglo XXI, aunque, eso sí, un budismo muy occidentalizado surgido a raíz del budismo Zen que entró en occidente en el siglo XX de la mano de algunos maestros japoneses o que habían estudiado en Japón. El hecho es que el carácter espiritual de esta religión llegó a calar muy hondo en una sociedad muy escarmentada de otras religiones plagadas de dogmatismos y doctrinas pero que no hacían nada por acabar con las miserias de este mundo, más bien todo lo contrario, se habían adaptado de tal manera al capitalismo y a la globalización total que reinaba en el planeta, que ya formaban parte de ella.
Todas las grandes religiones habían sucumbido a su cara más oscura quedando totalmente desconectadas de la fuente que les proporcionó su espíritu original; pero, como dijo un antiguo maestro Zen, “el espíritu no puede nunca ser completamente cercenado, se reafirmará a sí mismo continuamente, y si una gran religión deja de ofrecerle el alimento, se irá a cualquier otro sitio”.
Y efectivamente así ocurrió; la sociedad, harta de tanta hipocresía y hambrienta de grandes verdades, encontró en las palabras y en la sabiduría de los maestros Zen un refugio donde saciar su apetito espiritual. De esa forma empezaron a proliferar los centros Zen convirtiéndose el budismo en la religión más extendida del planeta. De hecho, la mayoría de la tripulación de la estación, lo practicamos.

Cuando el director de la Agencia bautizó a la estación espacial con el nombre de Parinirvana quería hacer referencia a un renacer de la humanidad a raíz de un proyecto conjunto tan importante y descomunal como era la construcción de esta inmensa estación espacial, capaz de albergar en ella toda una civilización y hacerla llegar a cualquier rincón de la Galaxia.
El proyecto se inició en el año 2020 con la fundación de la Agencia Espacial Internacional, fruto de la fusión de la antigua NASA con la Agencia Espacial Europea. Unos años antes se había finalizado la construcción de la llamada Estación Espacial Internacional que serviría de base para la realización de la Parinirvana. En un principio, ésta, sólo pretendía ser una estación estática más, eso sí, mucho mayor que su antecesora y capaz de albergar grandes plantaciones de cultivos y granjas enteras con la idea de autoabastecerse para poder permanecer en ella períodos de tiempo más extensos; incluso se proyectó establecer aquí una comunidad entera de familias que se encargaran de su cuidado y mantenimiento. Lo cierto es que parecía una alternativa bastante buena a los problemas de desertización y climáticos que empezaba ya a padecer la Tierra.
El reto consistía en crear una fábrica de alimentos universal para abastecer a todo el planeta sin necesidad de utilizar los recursos energéticos tan costosos y contaminantes de la Tierra. El agua y el oxígeno se extraían del espacio, lo que parecía ser una fuente inagotable, así como la energía solar necesaria para los procesos de fotosíntesis y bioquímicos.
En el año 2052, un equipo de investigadores rusos descubrieron la forma de transformar la radiación gamma existente en el universo en energía aprovechable. Esta radiación de carácter electromagnético es la más energética del espacio exterior, con un poder de penetración considerable; aprovechando estas cualidades se construyeron grandes reactores que, una vez en el espacio, poseían una autonomía total e infinita, ya que la radiación gamma se encuentra en todo el universo conocido.
Este descubrimiento dio un giro de ciento ochenta grados a la carrera espacial. No tardaron en construirse sondas de todo tipo capaces de viajar por toda la Galaxia, a estrellas y planetas remotos y a una velocidad hasta entonces jamás soñada.
Como era de esperar, la Agencia también se hizo eco de este descubrimiento y el proyecto de la estación espacial se amplió enormemente; ya no sólo se trataba de construir una simple estación que orbitara alrededor de la Tierra; ahora se hablaba de toda una nave espacial tripulada y lista para viajar por todo el Universo. Como siempre, la realidad superaba a la ficción; en vista del nuevo proyecto que se acometía, las grandes superproducciones de Hollywood de ciencia ficción parecían un juego de niños.
Fue entonces cuando la estación fue bautizada con el nombre de Parinirvana y su capacidad fue ampliada de los treinta mil metros cuadrados que tenía en un principio hasta los cuarenta mil metros cuadrados de superficie con los que cuenta en la actualidad. Una de las últimas aportaciones que se hicieron, cinco años antes del desastre, fue la instalación de doscientas cámaras de hibernación; a pesar de que esta técnica para alargar la vida de un ser humano aún no había sido perfeccionada ni probada convenientemente; pensaron que éste sería un lugar perfecto para hacerlo.

En definitiva, la estructura de la nave quedó de la siguiente manera: se encuentra dividida en cuatro plantas; la primera y más baja alberga los almacenes de abastecimiento y excedentes en general, los talleres, la maquinaría que produce y distribuye toda la energía de la nave así como las grandes cisternas donde se produce el agua para el consumo y los cultivos y, por último, los reactores gamma para el desplazamiento.
En la segunda planta se encuentran los laboratorios, las cámaras de hibernación, los invernaderos con todo tipo de cultivos y las granjas.
En la tercera están las residencias de los habitantes de la nave; hay habitáculos desde treinta metros cuadrados hasta otros de cien metros cuadrados. También en esta planta se encuentran los salones de entretenimiento, como cines, parques para niños pequeños y salas de juegos y todo lo necesario para la vida en comunidad, comedores, cafetería, escuelas, hospital, etcétera; todo ello construido con la más moderna tecnología existente en el momento.
Por último, la cuarta planta es la más pequeña de todas y en ella tenemos la sala de control, los hangares con sus lanzaderas y los modernos radiotelescopios capaces de escudriñar toda la Galaxia.
La nave puede albergar una población total de quinientas personas activas y doscientas hibernadas, aunque en el momento del desastre en el planeta Tierra sólo éramos ciento cincuenta habitantes, entre técnicos de mantenimiento, astronautas, pilotos, científicos y varias familias que habían sido seleccionadas de entre miles de voluntarias que deseaban experimentar la vida en el espacio. Todas fueron bien entrenadas en alguna especialidad y se dedican al cuidado de los cultivos, las granjas, y demás servicios de la nave.
En la actualidad, cinco años después de la partida, nuestra gran familia ha aumentado en cinco miembros más y, afortunadamente, no ha habido ninguna defunción. Nuestra población es joven, el mayor soy yo, el capitán, con cincuenta y ocho años; el resto no pasan de los cuarenta y cinco.
Y por supuesto no podemos olvidar algo tan importante como la población animal con la que contamos. La granja está formada por ciento ocho vacas, cincuenta terneros, ciento sesenta y dos ovejas, doscientos cerdos y más de mil gallinas, así como varios perros y gatos como animales de compañía. Además, los laboratorios cuentan con numerosos cobayas y algunos chimpancés para experimentación.
El control de la población animal en las granjas debe ser muy estricto, ya que de ello depende en gran parte nuestra supervivencia. No podemos permitir que bajen de cierto número ni tampoco que lo sobrepasen. Por fortuna disponemos de una tecnología genética muy avanzada que nos permite controlar todos los nacimientos a voluntad. En un futuro es más que probable que tengamos que utilizar también estos procedimientos para controlar la población humana; en la nave todo está contado y muy limitado, no nos podemos permitir el lujo de crecer demasiado y tampoco nos gustaría perecer todos sin ver cumplido nuestro sueño: encontrar un planeta habitable donde poder extender de nuevo nuestra civilización procurando no cometer los errores del pasado.
Todos sabemos, aunque no solemos hablar de ello, que tenemos muy pocas probabilidades de encontrar un planeta compatible con nuestra forma de vida, pero albergamos la esperanza de que futuras generaciones sí lo consigan.

1 comentarios:

Carl Sagan en su obra Cosmos presentaba una fórmula por la cual la posibilidad de encontrar vida en la Galaxia se iba limitando por una serie de parámetros.
Pero al final el resumen era que si en el Universo una sola especie lograba sobrevivir con un nivel tecnológico suficiente lo poblaría.
Hasta ya

10 de enero de 2009, 13:25  

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