Blogger Template by Blogcrowds.

Capítulo XI

Durante el almuerzo, Pet le contó a su mujer todo lo que había acontecido en la reunión y su discusión con Jonás.

– No deberías enfadarte con Jonás –contestó Elena–; después de todo él sólo cumple órdenes.
– Lo sé, en verdad mi enfado es con el capitán; pero lo que me molesta de Jonás es su conformismo y su complicidad con Jorel, parece que todo le da igual.
» Y lo peor es que no sólo son ellos, incluso los miembros del consejo piensan igual; no hubo ni uno solo que se molestara con lo que había hecho el capitán. Si Travis estuviera vivo todo sería muy distinto; con él aquí, el capitán nunca se hubiera atrevido a disminuir la velocidad cuando estamos tan cerca de nuestro objetivo. Ese hombre si que fue un gran capitán.
– ¿Sabes cuál es tu problema? –dijo Elena–. Pues que crees que todo el mundo debería pensar igual que tú, y no es así. Las cosas no son de color blanco o negro, son de color gris. No existen dos opciones como tú crees: por un lado los que opinan como tú y por otro lado los que opinan como Jorel.
» Te puedo asegurar que la mayoría de la gente, incluido el consejo de ancianos, tienen ganas de llegar a un planeta habitable, pero no están tan ansiosos ni tan implicados como tú.
– Pues lo siento, pero yo no puedo evitarlo. Y no entiendo como no se puede estar ansioso. Llevamos más de dos mil años persiguiendo este objetivo y resulta que ahora nosotros lo tenemos al alcance de nuestra mano. Creo que es muy normal mi excitación ¿no?
– Todos estamos nerviosos y entusiasmados con la idea, pero hasta que no estemos del todo seguro, no conviene que nos ilusionemos demasiado. Es lo único que te quiero decir.
– A eso es lo que voy precisamente –continuó Pet sin dar su brazo a torcer–. Si no hubiéramos disminuido la velocidad, a estas alturas ya sabríamos con seguridad lo que sea. Lo que me pone tan nervioso es la incertidumbre estando tan cerca.
– Mama, yo también quiero vivir en un planeta como la Tierra –intervino Eli que había estado siguiendo la conversación muy callada.
– Lo sé hija, todos lo queremos; pero no conviene que nos hagamos muchas ilusiones, tu padre ya tiene las de toda la nave.

Lo cierto es que Pet no era el único que estaba excitado. La noticia había corrido como la pólvora y toda la población de la Parinirvana se encontraba en el mismo estado de nerviosismo y entusiasmo. No se hablaba de otra cosa en toda la nave. Como había dicho Elena, había opiniones de todo tipo; unos se encontraban temerosos por lo desconocido, otros emocionados, a nadie dejaba impasible el echo de estar tan cerca de un objetivo que no hacía tanto tiempo tan sólo era un sueño inalcanzable.
Y el caso es que la mayoría de los habitantes de la nave no tenían ni la más remota idea de los cambios que produciría en sus vidas el vivir en un planeta, en vez de en una nave en medio del espacio como habían hecho hasta ahora. Por eso mismo, era tanto el interés que había suscitado la historia del antiguo planeta Tierra (el único que el hombre había conocido y habitado alguna vez), que Elena, como principal historiadora y conocedora de la vida en la Tierra, no daba abasto. Raro era el día que no tenía alguna charla en la escuela o en el auditorio público sobre cualquier tema que tuviera algo que ver con la vida de sus antepasados terrestres.

0 comentarios:

Entrada más reciente Entrada antigua Inicio